
Estas dos últimas semanas he tenido la suerte -gracias a los pases de prensa- de ver tres películas bien distintas. La primera ya se ha convertido en un taquillazo:
IRON MAN, el hombre de hierro. No soy asiduo lector de cómics, así que lo desconozco todo –ahora sólo casi todo– de este superhéroe. Por eso mi visión no está entorpecida por la novela gráfica de donde proviene y por eso me atrevo a decir que si IRON MAN la hubiese protagonizado el cara-palo Nicolas Cage, o el atormentado Tom Cruise (que eran dos de los nombres que sonaron en un principio), la película no hubiese pasado de la típica historia de superhéroes de tres al cuarto (seguramente, también, con más dinero en la taquilla). Afortunadamente, incluso para él, su protagonista es Robert Downey Jr., con todas las virtudes y defectos que ello puede ocasionar y de hecho, ocasiona (de las primeras). Que nadie busque dobles lecturas o inmersiones en la parte oscura del personaje protagonista
Tony Stark porque no las hay. A cambio, Downey, presta al Hombre de Hierro su irónica verborrea y un acertadísimo humor que, tal vez, no dignifique al héroe, pero al menos le vuelve mucho más divertido.

El segundo taquillazo de estos días –seguramente a estas horas ya le habrá quitado el título a IRON MAN– es la cuarta película como directores de los hermanos Larry y Andi Wachowski. Digo cuarta, porque
LAZOS ARDIENTES fue la primera,
MATRIX la segunda y
MATRIX RELOADED y MATRIX REVOLUTIOS, las dos juntas, la tercera. Cuento todo esto para demostrar que los Wachowski tienen una carrera cinéfila más bien breve (6 guiones y 4 películas) y que su bagaje es el de cientos de frikis cinéfilos y comiqueros, dicho esto con el mayor de los respetos para los citados frikis. Un periplo en el que sólo MATRIX y el guión de V DE VENDETA –de la que el propio autor, Alan Moore se desentendió– ofrecen garantías de auténtico cine. Pero hablemos de esta cosa –sí, he dicho cosa– llamada
SPEED RACER. Como con IRON MAN desconozco el origen, es decir
la famosa serie de los años 60 en la que se han basado, pero aquí el resultado es el de una película empeñada en impactar con poperos y chillones colores y con una batería abrumadoramente atronadora de efectos digitales; dando así buena fe del paradigma en el que se ha convertido el cine comercial made in Hollywood. Lo grave, lo desolador, no es que la historia importe un pimiento, a eso ya estamos (mal) acostumbrados. Lo realmente delirante es el nulo interés que los guionsitas y directores demuestran por quienes debieran ser sus actores y cuya presencia pasa completamente desapercibida para el espectador. No sabemos qué artimañas han utilizado para convencer a Christina Ricci, a John Goodman y, sobre todo, a Susan Sarandon. Por desgracia este aburrido parque temático de luz y de color (que diría Marisol) barrera en taquilla, como el ciclón en Birmania o el tifón en China. Todo gracias a una buena ración de dólares gastados en publicidad y, como no, con el beneplácito de los medios españoles –los mismos que cantan a voces que el cine español va de mal en peor– que caen en ese flirtreo ramplón de hacerles la pelota vía tiempo televisivo y páginas de revistas y periódicos.

La tercera, es un islote creativo que merece la pena, por su director, por su historia y porque provoca en el espectador sensaciones varias, entre la que se encuentra la rareza de hacernos pensar. Su título es toda una metáfora de lo que nos cuenta:
UNA CHICA CORTADA EN DOS. No estamos frente al mejor
Claude Chabrol, entre otras cosas porque en esta trama no hay ni misterio ni suspense. Lo que sí hay es una ejecución clásica y una disección de la mentira y la depravación, todo envuelto en una sobriedad de recursos que tan buenos resultados le han dado a uno de los cineastas emblemáticos de la
nouvelle vague. Una pena que esta historia –basada lejanamente en las andanzas del arquitecto Stanford White– pase casi de puntillas por nuestras salas.
Un vaticinio: dentro de unos días tendré el placer, y el lujo, de asistir al 'primer desembarco' de
la 4ª entrega de las aventuras de Indiana Jones, y tras ver el trailer, creo que de nuevo y salvo sorpresas, nos vamos a encontrar con otro parque temático de efectos digitales, pero vacío de historia. Ojalá me equivoque y no tenga que darle la razón al insistente gurú del guión,
Robert McKee, que en una
entrevista aseguraba que Spielberg necesitaba urgentemente asistir a una de sus conferencias. Ojalá.
Comentarios
Respecto a Indiana, te envidio y si es un desastre no lo digas, que quiero ir al estreno con el entusiasmo intacto.
RUTH: yo no apruebo IRON MAN, pero reconozco que al menos no es aburrida. ¡Que ya es bastante!
ANTI: Disculpe usted pero lo que no es nada inteligente es gastarse tal pastón en hacer una película tan soberanamente aburrida como SPEED RACER. Aunque, claro, esto es una opinión.
Lo de Speed Racer me recuerda mucho a TRON, pero en malo, digo... en Wachovsky.
Seguro que su ego no es tan grande como el de Spielberg o el de Lucas. Créame.
Yo lo único que veo en SPEED RACER de TRON es el casco del piloto (Emile Hirsch) y que en las dos hacen carreras. Lo demás, vamos ni en el mear.
A mí me gustó mucho Iron Man. Tampoco soy seguidora de los cómics en general, y las películas que los adaptan tampoco me apasionan normalmente, pero en este caso Robert Downey Jr. le da un toque genial al personaje. Siempre es divertido y emocionante ver a este actor en acción, me encanta.
Enhorabuena por el blog! ;)
Un saludo!