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Mostrando entradas de mayo, 2008

Haneke, el silencio tras el disparo

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Hace 11 años, en 1997, Michael Haneke estrenó Funny Games . En la película, una familia burguesa –padre, madre e hijo–, regresa a su casa del lago para pasar un tranquilo y apacible fin de semana navegando y descansando. Por desgracia, la presencia de dos jóvenes altera totalmente esos planes. Con esta historia, en apariencia sencilla, Haneke, deconstruye las claves del género del terror, creando un clima en el que la violencia resulta tan real y extrema como innecesaria. El espectador es sometido a un proceso de voyeurismo en el que no hay espacio para la contención. Sus malos no se presentan amparados bajo argumentos morales, genéticos o educativos. Sino que incluso se permiten la insolencia de dirigirse al espectador, formando así parte de una grotesca comedia del arte en la que la violencia no tiene redención. Con ella -dijo Haneke– pretendía explicar que la violencia sólo persigue un objetivo: hacer daño de forma indiscriminada a otras personas. Y lo hacía utilizando a los prop

Indiana Jones 4, me toca los co.....

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Una pena. Tal y como avanzaba en el post anterior, Spielberg necesita urgentemente asistir a una de las conferencias de Robert McKee . Bueno, él, George Lucas y el guionista de esta cuarta parte de las aventuras de Indiana Jones, David Koepp. Entre los tres han desaprovechado una oportunidad de oro –no creo que a Harrison le queden fuerzas y ganas de más Indianas– para ofrecernos una nueva entrega de interesantes, divertidas y gloriosas aventuras de uno de los mejores y más grandes heroes de acción del cine reciente. La culpa, como siempre, descuidar la historia y a los personajes. El guión –que empieza en la penúltima secuencia de la primera entrega– arranca de forma más o menos original introduciendo unas críticas –inusuales en el cine de Spielberg y de Lucas– al colocar a Indi en una lista negra de posibles comunistas o convirtiéndole en el cebo de una intrigante y peligrosa carrera nuclear. Pero todo resulta ser un espejismo que desaparece a la media hora (minuto arriba, minuto ab

Esquizofrenia cinéfila

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Estas dos últimas semanas he tenido la suerte -gracias a los pases de prensa- de ver tres películas bien distintas. La primera ya se ha convertido en un taquillazo: IRON MAN , el hombre de hierro. No soy asiduo lector de cómics, así que lo desconozco todo –ahora sólo casi todo– de este superhéroe. Por eso mi visión no está entorpecida por la novela gráfica de donde proviene y por eso me atrevo a decir que si IRON MAN la hubiese protagonizado el cara-palo Nicolas Cage, o el atormentado Tom Cruise (que eran dos de los nombres que sonaron en un principio), la película no hubiese pasado de la típica historia de superhéroes de tres al cuarto (seguramente, también, con más dinero en la taquilla). Afortunadamente, incluso para él, su protagonista es Robert Downey Jr., con todas las virtudes y defectos que ello puede ocasionar y de hecho, ocasiona (de las primeras). Que nadie busque dobles lecturas o inmersiones en la parte oscura del personaje protagonista Tony Stark porque no las hay. A ca