La elección del nombre no ha sido para nada casual. Detrás hay un trabajo de suplantación muy poco sutil. Los dos, JAMES y JASON, empiezan por JA. Los dos apellidos, BOND y BOURNE empiezan por BO, o sea, JA y BO. Una estrategia de marketing fonético explícita que ha dado un resultado espectacular en taquilla. La primera tenía la novedad de contar la historia, y por tanto de ser la primera. La segunda estaba dirigida con mano ferrea por un director británico, Paul Greengrass, curtido con obras tan bien resueltas como BLOODY SUNDAY o UNITED 93. Y esta tercera, EL ULTIMÁTUM DE BOURNE, se nos presenta como un magnífico cierre -de momento- a la trilogía del agente secreto más moderno. Bond es el pasado. Bourne el presente. A modo de anécdota, decir que el primer plano del trailer está rodado en España, en la estación de Atocha.