"Duros a 4 pesetas"

Una de las muchas enseñanzas que a modo de parábola me enseñó mi padre tiene que ver con la frase del título. Una tarde mientras él tomaba café en un bar, yo miraba ensimismado una de aquellas máquinas en las que las pesetas se amontonaban en tres pilas de cascadas esperando a que alguien las "alimentara" para soltar una "bocanada" de monedas que colmase nuestros bolsillos. O eso pensábamos los más ilusos. Después de casi media hora de observación hipnótica, se acercó, me cogió de la mano y me dijo "vamos". Yo la estiré y me deshice de ella mientras le decía eufórico: "¡Espera, que están a punto de caer!". Mi padre se agachó, me giró la cara, me miró a los ojos y me dijo con cierto enfado: "Hijo, nadie da duros a cuatro pesetas". Ese recuerdo, que todavía conservo intacto, ha crecido en forma de lección con todas las películas de gángsters y timadores que he ido almacenando en mis retinas.



















Además de las que todos ya conocemos –THE STING, THE GRIFTERS, clásicos patrios como LOS TRAMPOSOS y más recientemente las similares y geniales THE HOUSE OF GAMES y NUEVE REINAS, o la inocente INCAUTOS– recomiendo una que me ha sorprendido, además de por su estilo narrativo, por el espíritu y la filosofía que destilan sus protagonistas: se llama THE HUSTLE (LA MOVIDA en España), es inglesa y ya va por su 4ª temporada. En ella, un grupo de timadores comandado por Mickey Stone (además de Adrian Lester, entre los actores nos encontramos a joyas como Robert Vaughn, o la enfermiza novia del Dexter de la 2ª Temporada) viven de, por y para el timo. Pero en "su trabajo" –lo explican de forma insistente en la 1ª temporada– tienen dos normas irreductibles: la primera es timar a tipos deleznables y avariciosos. La segunda es ofrecerle al "primo" la oportunidad de una retirada a tiempo. Pero sí este persiste arrastrado por su codicia, que es lo que suele suceder, Mickey y compañía no dudarán hasta dejarle en paños menores. Esta interesante ficción británica, tomada de la más aleccionadora de las realidades, nos enseña que, como decía mi padre, nadie, absolutamente nadie, nos va a regalar "duros a cuatro pesetas".

Todo esto viene a cuento de una anécdota, un e-mail y una noticia que han coincidido en el tiempo y en mi espacio. Y que resumo por partes.

1. La anécdota: los que sigan el blog ya sabrán que trabajo de teleoperador dentro del servicio de atención al cliente de uno de los primeros bancos de europa, y tercero del mundo (o eso dice su presidente). Llama una posible cliente (María Dávalos) desde Londres (es más habitual de lo que piensan) y me explica que ha recibido una carta de una compañía (cuyo nombre existe, pero dudo que se trate de la misma) que dice trabajar o formar parte del grupo Banco Xxxxxxxxx. En la carta le "anuncian" que su fidelidad ha sido premiada con 1 millón de euros (sí, señor un millón), y que para hacerse con el preciado millón "tan sólo" debe ingresar 1.200 libras (sí, ahora libras) en una cuenta que ellos tienen "el gusto de facilitarle". La mujer llama a la supuesta empresa (el teléfono aparece en la carta) y le explica a la señorita que le atiende que ella "no tiene ese dinero para ingresarlo". A lo que le responde –la señorita, o "secretaria"– que no se preocupe, que "ingrese la mitad de ese dinero, o sea 600 libras, que de la otra mitad ya se encarga el banco de ingresarla en su nombre". La mujer le pide datos, tales como el teléfono, la sede, la dirección. La señorita le facilita todos menos el código postal (y no me pregunten porqué, ya que si el resto de los datos son inventados –que lo eran– ¿por qué no dar un código postal falso? Ni idea).
Al terminar, la cliente, me pregunta –ahora ya a mí, teleoperador del banco– si todo eso puede ser cierto. Mi primera reacción es perplejidad, así que le pido que me repita las cantidades: lo hace, tomo aire, y le explico con toda la paciencia y el aplomo del mundo que el banco de Xxxxxxxxx no tiene entre sus promociones ninguna en la que premie con semejante cantidad a sus clientes. Y mientras lo digo tengo tengo la sensación de formar parte de un relato de Eugenio (el humorista).

2. El mail: Me escribe (supongo que no seré el únicol) un tal "Hafez Karim", para explicarme una historia rocambolesca en un español nivel traductor yahoo. En él me dice que el señor Hafeez Karim, jefe del Departament de Auditoria Interna del Banco HSBC del Reino Unido quiere hacerme una transferencia de 10,5 millones de libras (sí, otra vez libras) a mi cuenta. ¿Por qué? Sencillo: resulta que es dinero pertenece a un tal Hafiz Muhammad Zubair Naseem, un banquero pakistaní del Banco de Credito Suizo (Credit Suisse en original) condenado en su país por "formar parte de una multimillonaria trama de información privilegiada" (vamos que el tipo ha ganado toda esa pasta utilizando métodos más que sospechosos). Me dice Hafez que el señor al que llamaremos Naseem (más que nada para abreviar) está condenado en un tribunal de EE.UU. a un mínimo de 10 años de cárcel (vamos, que no es un santo el tal Naseem). Para corroborarlo me mandan un enlace del prestigioso New York Times que confirma algunos de los datos. Sigo. Lo que me pide Hafez es que le facilite los datos de mi cuenta para ingresar "los millones de libras" y que una vez realizada la operación, la "esposa de su cliente (Naseem) se reunirá conmigo en España (entiendo yo) para "repartirnos el dinero" de la siguiente forma: 30% para mí (bien), 60% para la familia y esposa de Naseem (faltaría) y el resto, 10%, para gastos de la operación. Resumiendo: que Hafez me pide que una vez ingresados esos 10,5 millones de libras esterlinas en mi cuenta, los reparta entre las cuentas de esposa y familia y a cambio me lleve la nada despreciable cantidad de 3.910.192, casi 4 millones de euros. ¿Suena bien, no?

3. La tercera no la voy a relatar, porque se refiere a personas que, como yo, han recibido e-mails modelo punto 2. Simplemente les remito a una noticia publicada en el diario El País el viernes 24 de octubre titulada "Víctimas de cibertimos acaban en el banquillo (y no precisamente en el del Real Madrid). De ella me quedo con algunas reacciones:
-La de la víctima que acabará en el banquillo: "Ahora me doy cuenta de que he sido un pringado, pero me lo creí".
-La del juez: "Lo normal es preguntarse, indagar y verificar el origen del dinero que tan masivamente se le transfiere [al mulero], y no preguntarlo es como asumir que no importa de dónde venga, aunque sea de origen ilícito". (Fíjense que el famos mail del punto 2, el de Hafez ya explicita que su cliente está en la cárcel por haber utilizado información privilegiada, luego legal, legal, no es).
-Y la del policía nacional, a mi modo de ver, la más acertada: "Muchos de estos e-mails proceden de ciudadanos del Este que no hablan español y que usan cualquier traductor de la Red. El resultado es pésimo y debería provocar recelo. La avaricia es la principal motivación".

El timo, como explica de forma brillante el personaje de Joe Mantegna en House of games se basa en dos premisas muy sencillas: la primera es avaricia del "primo". Sin ella, jamás podrían timarle. La segunda es la confianza. La combinación de ambas permite al "profesional" extender su estrategia y llevar al "primo a su terreno". Y en este juego, como dice Mantegna o como decía mi padre, "desconfía del que te ofrezca un dólar por 50 centavos". Palabra de teleoperador.

De regalo un clásico del timo ibérico: el de la estampita de LOS TRAMPOSOS. Parece tonto e ingenuo, pero se sigue repitiendo, con variantes más sofisticadas, por todo el mundo. Y España no es la execpción, sino más bien la regla.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Lo de los timos por Internet empieza a ser una plaga. Spam del más burdo, entre ese que has recibido tú, los de los supuestos bancos que te piden confirmación de datos y demás.

Qué razón tenía tu padre. El mío también repetía eso cada vez que nos llegaba una carta (antes el spam era postal), regalándonos dinero a espuertas.
TELEpatético ha dicho que…
Paparruchas. Yo doy 10 millones de euros por cada comentario que hacen en mi blog siempre que antes ingresen en mi cuenta 5 millones de euros. Es un chollo, no sé por qué nadie se anima, jajaja. Por cierto, a mí también me enseñaron eso de que nadie da duros a cuatro pelas. Pronto lo entendí cuando por un duro no te daban ni 3 céntimos de euros. ¡rácanos!
Rut ha dicho que…
Precisamente mientras leía tu post recordaba esta peli y esta escena ¡increíble Tony Leblanc!

A mí, como de momento soy insolvente, no me han intentado timar, o por lo menos no que yo me haya enterado.
Anónimo ha dicho que…
tu eres idiota perdido "tio" si es que llegas a algo, un inepto total con tus cutre comentarios totalmente innecesarios.Y mas bromeando con una enfermedad como es la eskizofrenia, asco me da la gentuza cómo tu.
Esquizofrénico ha dicho que…
Qué gusto encontrar gente comprensiva y ¡anónima!. Ah, por cierto, esquizofrenia es así, con "Q" de kulo.
Miss Julie ha dicho que…
¡Jo, Esqui! Como has prosperado desde que no nos conectamos, con tus trolls y todo.
En realidad lo que quería decirte es que me encanta este tema. Es increíble como los timos siempre funcionan, a pesar de tantos padres dando ese sabio consejo de los duros a cuatro pesetas, el de "la avaricia rompe el saco" y los telediarios y hasta los programas sensacionalistas y de sucesos advirtiendo sobre ellos... En fin, poco puedo añadir a tan magnífico post. Un beso
Álvaro ha dicho que…
A mí el mundo de los timos y las trampas me fascina y siguen ocurriendo. Pero me gusta el rollo chic y elegante, de guante blanco (recomiendo la serie "Guante Blanco", por cierto, que la 1 retiró pero sigue en internet).

Estuve en un programa de sucesos y cada semana poníamos un vídeo que grababa un redactor recreando un timo. Me sorprende que la gente siga parándose a intentar ganar dinero con los trileros. El truco está en que, con la mano con la que levantan el cubilete, sujetan la bolita contra su parte interior, de modo que nunca queda abajo.

Y otra cosa: desconfiado sí, pero no paranoico. Conozco a uno al que un desconocido le regaló un coche... ¡por nada! A lo mejor ésa es la diferencia: te pueden regalar un duro, pero nadie te lo vende a cuatro pesetas.

Saludos.
Anónimo ha dicho que…
jeje a mi si me dice alguien que me regala algo ..le digo que no, que prefiero pagarlo.. más vale prevenir...

parece mentira que sigan estafando asi..pero los timos siempre existirán mientras exista el dinero

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